Mal trato animal y la profesión del veterianrio

Yo aprendí a hablar rápidamente porque tenía un claro propósito, expresarle a mis padres los planes que tenía para mí y para el mundo: iba a ser médico de animales y tenían que concienciarse YA y ponerse a ello, «ahorrad y haceos cargo, voy a ser veterinaria«.
Desde bien pequeñita soy consciente de que la injusticia impera en el mundo, las más desfavorecidas e inocentes criaturas del planeta son las más desafortunadas. Se abusa de su bondad y lealtad, y se les hace daño, así que yo les iba a ayudar, si estaban malitos, yo les curaría. Y así fue, me convertí en veterinaria y hoy tengo 32 años, y dejo la profesión.
¡Estoy hasta el moño! Lo que creí era la profesión más lícita y adorable ha resultado una lucha constante.
El veterinario ofrece sus servicios a cambio de dinero, está claro que todo el mundo necesita vivir y pagar cosas, pues los veterinarios también. Pero por el hecho de tener esta profesión, los clientes se toman la libertad de insultarnos y herir nuestros sentimientos. Alucinaríais si supierais la cantidad de gente que recoge un animal herido de la calle y pretende que le salvemos la vida sin pagar «porque nosotros hacemos esto por amor a los animales pero solo pensamos en el dinero» ¿sabéis cuánto cuestan los medicamentos, maquinaria, instrumental…? Sin mencionar años de estudio, dinero en formación… ¿y cuántos animales heridos y abandonados vienen?
Los propietarios te echan en cara constantemente lo «careros» que somos, te tratan sin respeto y pretenden que cures a su mascota sin realizar pruebas (porque son caras) es decir, con ese rayo láser mágico que tenemos instalado en el cerebro.
Me dejo noches de urgencia en vela, llamadas a todas horas, consultas gratuitas para el amigo de la cuñada de la prima de tu amigo, sueldos irrisorios, etc…
¡Se acabó para mí! Ayudar a los animales de la manera que elegí se ha convertido en una lucha a contraviento y yo quiero ser feliz. Hoy en día existen muchas maneras de ayudar, y voy a optar por algunas de ellas, consumiré sin dañar el medio ambiente y sin materiales animales, trataré de concienciar a mis allegados, y contribuiré a mejorar este mundo de otra forma.
¡Ah! Y seré feliz.
Alicia G.